domingo, 17 de diciembre de 2006

Vida y Obra de Luis Felipe Ramón y Rivera 2da. parte: por la antrop.Maria del Mar Laynez

RAMÓN Y RIVERA DIRECTOR DEL INAF

La obra de Ramón y Rivera frente al INAF se puede dividir en tres etapas: La primera comprende los años de 1953 a 1965,cuando el instituto dependía de la Dirección de Cultu­ra del Ministerio de Educación; la segunda va desde la creación del INCIBA hasta la creación del CONAC en 1975; la tercera desde esa fecha hasta su jubilación, en 1977. La pri­mera etapa se caracterizo por el gran impulso que se dio a la investigación del folklore nacional y a las aplicaciones del folklore a la Educación.
Cuando en 1965 Ramón y Rivera hace el recuento de las actividades para el traspaso del instituto al INCIBA, se habían realizado 63 viajes de investi­gación, además de numerosas excursiones no oficiales para el estudio de temas especiales del folklore. Para esa época había en la Biblioteca de INAF diez volúmenes empastados que contenían los informes inéditos de los viajes; el catálogo de música tenía asentados 3.326 fonogramas; se habían transcrito 2.512 piezas musicales y 22.548 piezas de literatura oral; el archivo fotográfico era fiel reflejo de toda la actividad folklórica del país; se habían filmado treinta documentales sobre fiestas y otros aspectos del folklore nacional; se habían colectado y fichado 989 piezas de folklore material y arte popular y 335 piezas de folklore anímico, todas ellas con vistas a la creación de un Museo de Folklore.
Existían numerosas publicaciones, realizadas sobre todo con vistas a la enseñanza del folklore desde la escuela y se habían estudiado y publicado los principales bailes nacionales. Había salido a la luz el Manual del Folklore Vene­zolano, de que soy autora, el cual se sigue editando por Monte Avila, y salía regularmente el Boletín del Instituto de Folklore (desde setiembre de 1953 hasta diciembre de 1965).
Con el pase del INAF al INCIBA continuaron las actividades con menor impulso, pero se arribó a la creación del Instituto Interamericano de Etnomusicología y Folklore (INIDEF), creación solicitada en varias reuniones interna­cionales, y el cual tuvo desde su creación los auspicios de la OEA. Se creó el Museo Nacional de Folklore, y se creó el Centro de Formación Técnica del folklore (CEFORTEC) (año 1971) dependiente del Departamento de Folklore del INCIBA, del cual dependía también el INAF. Por entonces Ramón y Rivera con sus colaboradores, promueve la reactivación del folklore, da impulso desde el CEFORTEC a la formación de profesores y de jóvenes investigadores, y prepara un Plan Nacional de Folklore que debía ser considerado por el CONAC en formación. Además, entre 1968 y 1974 publica la Revista Ve­nezolana de Folklore, 2a época, que contiene valiosas colaba raciones de especialistas de diferentes países, y que ingresa a importantes bibliotecas del mundo.
Desde 1975, con la creación del CONAC, las actividades del INAF se reducen aun más, por falta de presupuesto para las mismas. Cesa la publicación de la Revista Venezolana de Folklore y de las monografías, y las actividades posibles quedan concentradas en cursos, cursillos y conferencias.
En estas circunstancias, Ramón y Rivera prefiere pedir su Jubilación, y el instituto pierde su larga expe­riencia, que ahora vuelca en libros y en la asesoría académica del INIDEF, Instituto que lo conquisto para apro­vechar sus conocimientos y su vitalidad.
Cuando Ramón y Rivera deja el INAF, los Informes de viajes se habían podido elevar apenas a XIII (tres más que en 1965), y el archivo de cintas había llegado a 4.966 fonogramas (tenía 3.326 en 1965). Pero Ramón y Rivera deja encendida la llama en muchos jóvenes, que sólo esperan la oportunidad para continuar la larga y valiosa obra, y quedan sentadas las bases para la implantación del folklore en la educación, llevada exitosamente a ca­bo durante la primera etapa, cuando el INAF dependía del Ministerio de Educación, la cual fue revivificada con el documento “El Folklore y la Educación venezolana”, produ­cido poco antes de salir del INAF. Deja además en marcha el proyecto para la creación de un conjunto artístico, que debía denominarse “Bailes Venezolanos”, así como el proyecto para la creación de Archivos Regionales del folklore en las Universidades del país, proyecto que debía implemen­tarse como se hizo en Mérida.

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